domingo, 24 de mayo de 2009

EL HOMBRE DE HIELO

Tuve que aprender a controlar las emociones y congelar así los sentimientos.
Poco a poco he ido rompiendo esa coraza que a veces me dificulta las reacciones positivas, pero en los malos momentos de los demás tengo que volver a recurrir a ella para sujetar y apoyar a los demás.
Quizás ese sea mi papel.

Cuando me consultan decisiones importantes, cuando las jugadas de la vida necesitan explicación o simplemente para un desahogo me posiciono y mi rostro pierde expresividad.
Más frío, más lógico, más psicópata.

Esta semana, quizás mañana, me necesiten.
Es horrible cuando la llamada es por la cercanía de la muerte,
pero en esos casos busco una frase:
"la muerte es síntoma de que hubo vida", y esa vida, ese pasado, puede perdurar en el presente y en el futuro de muchas maneras.

Quedarán cosas por hacer, no habrá novedades, pero los recuerdos, los objetivos, los deseos y los caminos abiertos deben ser continuados, al igual que uno construyó su vida y llegó a su final,
cada uno debemos caminar a nuestras metas para llegar preparados a ese final.

Antes o después es la principal realidad que debemos asumir y tomar con tranquilidad y naturalidad.
A todos nos sucede... lo que sucede.

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